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Entrevista Exclusiva

Jugó apenas seis meses y fue parte del plantel que ganó la última Libertadores con Russo: “Boca lo hizo muy fácil, de ocho copas llegó a cinco finales”

Sergio Orteman repasa, en diálogo con BOLAVIP, aquel plantel campeón en Brasil, su cuenta pendiente con el Rojo, el Kun Agüero, defiende a Gallardo y analiza a Bielsa.

Jugó seis meses y ganó la última Libertadores con Russo: "Boca lo hizo muy fácil, de ocho copas llegó a cinco finales"
© Foto IG OrtemanJugó seis meses y ganó la última Libertadores con Russo: "Boca lo hizo muy fácil, de ocho copas llegó a cinco finales"

No lo dice en tono de reproche, ni de bronca. Su tono de voz es de aceptación con un dejo de melancolía. Fue campeón de la última Copa Libertadores que ganó Boca, en 2007, con el inolvidable Miguel Angel Russo. De hecho, fue el DT el que lo llevó como refuerzo. Sin embargo, y aunque había arrancado bien, no tuvo demasiadas chances de jugar. Sergio Orteman se lamenta por eso, pero lo comprende: “Me siento parte de esa Copa, no me la quita nadie, pero por el rendimiento de mis compañeros no pude tener el protagonismo que me hubiera gustado. Si vos le preguntás a la gente por Orteman, muchos no saben ni que jugué en Boca, pero tampoco me molesta“, confiesa el urugayo DT de San Lorenzo de Paraguay, con el que ascendió.

“Mal o bien, mi nombre está con los que ganaron la sexta. Esa no me la van a quitar nunca. La historia es vieja y sí, pero la historia se tiene que forjar de alguna manera y yo tuve la suerte de estar presente, tuve la suerte se ser parte de ese hermoso grupo que arrasó en esa Copa“, recuerda, en declaraciones brindadas a BOLAVIP.

Llegó al club por pedido de Miguel Angel, que había asumido unos días antes. Un plantel que venía de perder el título a fines del 2006 con Ricardo La Volpe como entrenador en la recordada final con Estudiantes de La Plata. Sin embargo, Orteman no sintió que se tratara de un equipo golpeado por aquel resultado.

El uruguayo hoy es entrenador de San Lorenzo de Paraguay. Foto IG.

El uruguayo hoy es entrenador de San Lorenzo de Paraguay. Foto IG.

-Te sumaste después de lo que había sido la salida de La Volpe…
-Pero yo no sentí que haya quedado tan golpeado. En el sentido que venían ganando todo y no pudieron ganar ese año. Porque hacía siete años que todos los años ganaban algo internacional o local. Había un plantel de todos jugadores ganadores. Se fue Fernando Gago al Real Madrid, jugaba con La Volpe y se va al Real, creo que es uno de los pocos que se va. Sobraban los jugadores y encima llegó Riquelme y le puso la frutilla a la torta. Tenías jugadores de calidad y trajiste uno que era el lugar para que él jugara él al fútbol, sin lugar a dudas.

-Arrancaste con un gol en el primer partido.
-El primer partido que juego creo que fue la Copa de Verano en Mendoza y después si, arranco el torneo local en cancha de Racing, creo que la Bombonera estaba suspendida. Y sí, me tocó arrancar bien, no sé si bien, pero hice un gol que terminó siendo importante para todo el mundo. Después, entre buenos momentos y malos momentos, pero siempre fui considerado por Miguel. Y la verdad, teníamos un equipazo. Yo creo que los tres primeros partidos de Copa jugué los tres de titular, o cuatro, no me acuerdo, después fui entrando. Es que un momento no había posibilidad de que Miguel hiciera un cambio por rendimiento. Era ya de memoria: el Cata (Díaz)-Morel Rodríguez, Clemente (Rodríguez)-Ibarra, Ever (Banega), Neri (Cardozo), Pablo (Ledesma), Román, Palacio y Martín (Palermo).

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-Cuando se suma Riquelme, Miguel reacomoda el equipo y vos empezás a entrar desde el banco…
-Es que Neri y Pablo tuvieron una copa impresionante. Viene Ever también del Sub 20, otro crack, otro jugador diferente, y entonces Miguel, ya con Román, tenías que tener ese medio donde se él sentía como le gustaba, que era delante de los tres volantes. Neri y Pablo hicieron una copa de 8 puntos, todos los partidos. Esa es la realidad. Y si vos miras el plantel de Boca, todos los que estábamos en el banco éramos titulares en cualquier equipo del fútbol argentino. Estaba Bruno Marioni, Mauro Boselli, Guillermo Marino, Jesús Dátolo, Seba Battaglia, Guillermo, estaba Matías Silvestre, no me quiero olvidar de nadie. Después venía Nico Bertolo, venía Pochi Chávez, venía Lucas Pratto, venía Viatri, Matías Cahais, no me quiero olvidar ninguno de los chicos. Mouche creo que estaba operado de cruzados, si no me equivoco. Había 20 jugadores de nivel. Tenías a Caranta de arquero y atrás tenías a Aldo Bobadilla, que había jugado el Mundial, y a Pablo Migliore, que después atajó en cinco equipos grandes. Tenías 20 jugadores que eran titulares en cualquier equipo del fútbol argentino. De los equipos grandes, cualquiera podía ser titular. Y en ese Boca teníamos que ser suplentes. Tener la mala suerte de que decir “hijo de puta, puedo ser titular en cualquiera, pero estos de acá lo hacen mejor que yo”. Y se demostró por cómo se terminó, ¿no? 

-¿Cómo recordás aquel vestuario?
-Nosotros teníamos un vestuario de toda una generación como Battaglia, Román Martín, Ibarra y Clemente que habían ganado todo lo que habían podido ganar.  Después tenías otros como el Cata, como Morel, Pablito, Marino que habían ganado con el Coco Basile también. Se juntaron dos generaciones muy buenas. Creo que los pocos refuerzos que llegamos fuimos Bruno Marioni y yo. Y Bruno venía a hacer 150.000 goles en México y España, y yo mal o bien, había jugado en Olimpia, había madurado mucho internacionalmente y en Independiente los torneos que me tocó jugar sin las lesiones que tuve me fue bien futbolísticamente, en lo individual. Creo teníamos un vestuario normal. No son nunca todos amigos, no todos tienen la misma relación, no todos piensan igual. Al final de cuentas, yo como entrenador no quiero jugadores para que se casen con mi hija, si tuviera una hija, porque tengo cuatro varones, ja. Yo quiero gente inteligente a la hora de jugar adentro del campo, más allá de si tienen o no tienen diferencias en el vestuario, si dentro del campo lo hacen siempre bien. Y la historia te da que siempre lo hicieron bien en la mayoría de los torneos internacionales que jugaron y en torneos locales. ¿Cuál es el buen vestuario entonces? El que se lleva bien en el vestuario y come asado y que no gana los domingos. O el que adentro de la cancha es inteligente y saca las virtudes de cada uno de los jugadores. Yo creo que el buen grupo se hace a partir de que los fines de semana o los miércoles o los jueves sean inteligentes y sacar el potencial de ese compañero, y dejen todo en la institución. Y cuando la institución es muy grande, te piden títulos y yo creo que ese vestuario y los anteriores conseguían títulos y al final de cuentas termina siendo lo importante. Algunos pueden llevarse mejor o peor, pero el domingo rinden, sentís que son equipo, no un equipo de amigos, pero que son equipo cuando salen a la cancha.

-¿Ahí se podía ver la mano del entrenador?
-No lo podría decir si estaba la mano del entrenador, no negándotelo, sino que nunca escuché a Miguel que dijera ‘che, vos y vos no se hablan, ¿cómo no se van a hablar?’, O nunca escuché que se dijera que en una charla de Bianchi digan ‘ustedes no se hablan’. Nunca lo escuché de los dos entrenadores que pueden haber vivido esas situaciones, que yo particularmente no las viví nunca. Nunca escuche un si o un no en un vestuario de compañeros en particular. Sí, sabíamos que no tenían la mejor relación fuera del vestuario y del campo, que al final de cuentas, como hablamos, eso es muy relativo de con quién te querés llevar bien y con quién no. Creo que el campo es lo que maneja los buenos grupos al final de cuentas.

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Nunca los menciona, pero está claro que está hablando de aquella rivalidad entre Juan Román Riquelme y Martín Palermo. De un vestuario del que se habló mucho más de lo que se vio. Pero que terminó con Boca dando la vuelta olímpica en Brasil. Y con Orteman jugando un puñado de minutos ante Gremio.

Orteman en Boca estuvo apenas seis meses. Foto IG.

Orteman en Boca estuvo apenas seis meses. Foto IG.

-¿Qué sentís al haber sido parte de esa última Copa de Boca?
-Hay una realidad. El exitismo es para el que juega y no el para el que no juega.  Esa es la realidad. Al final de de cuentas yo me siento un jugador que siempre jugué para ganar y que siempre traté de aportar desde mi lado. Ahí no me tocó aportar tanto en el campo como hubiera querido. Pero Miguel también siempre me tuvo a la orden y me hizo sentir importante. 

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Aquella Copa del 2007 con Boca no fue su primera conquista. En 2002, Sergio Orteman fue pate del plantel de Olimpia que no sólo fue campeón de América, sino que le cortó a Boca la racha de dos Libertadores seguidas. Si, el equipo paraguayo eliminó al equipo de Bianchi en el 2002 y luego dio la vuelta ante Sao Caetano. Por eso, aquel título con Boca le dejó esa sensación de no haber podido dar todo lo que le hubiese gustado.

“Analizando fríamente hoy de grande, sí. En Olimpia termino jugando toda la Copa, termino siendo protagonista de ese equipo siendo joven. Te sentís más participe, que pudiste influir más, ayudar a tu equipo. Es un poco del sentimiento, cómo me sentí parte en Olimpia y como me terminé sintiendo parte en Boca, no porque me hayan renegado, sino por esa situación más futbolística. A ver, en Boca piden, llaman por teléfono para jugar en Boca. Esa es la realidad. Si le preguntan a cualquier jugador, te van a decir ‘quiero jugar en Boca’. Así que más que orgulloso de haber sido elegido en ese momento y ser parte. Yo tuve la suerte y la fortuna de haber hecho mucho mérito en Independiente para haber llegado ahí. No fue que me sacaron una bolilla y dijeron ‘vamos a traer al uruguayo éste que está por ahí‘. Yo hice mi mérito en Independiente como para poder llegar a ese equipo de Boca”.

-¿Por qué pensás que después de tantos años Boca no logró la octava?
-Yo creo que los grandes equipos también tienen competencia a su nivel en otros países. Boca termina perdiendo con Corinthians en el 2012, no perdió con un equipo como en ese 2004 que cayó con Once Caldas que era un equipo más nuevo, la perdió con un campeón. La del 2023 con Fluminense, también con un poderío económico muy grande. Pero anteriormente, ¿cuántos años habían pasado hasta la época de Bianchi sin ganar una Libertadores? Una pila de años. Hablemos de River 86, con Nery Pumpido, campeón del mundo. Pasaron diez años hasta el 96. Hasta que armó toda esa generación dorada con Ariel (Ortega), Gallardo, AlmeydaCrespo, El Enzo como emblema, Astrada.  Y después pasaron casi veinte años, hasta Gallardo 2015. No es tan fácil, parece fácil. Boca lo hizo  muy fácil, entre comillas con el 2000-2001. Lo limpiamos nosotros con Olimpia en el 2002. En el 2003 de vuelta campeón, 2004 finalista, 2007 campeón de vuelta, en ocho Copas Libertadores llegó a cinco finales. Una locura. Yo creo que eso es más raro que lo que sucede después. Lo que pasa es eso acostumbró a los medios argentinos, al hincha de Boca de que parecía que era fácil. Y no era fácil.

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Repite algo que suele decir Juan Román Riquelme. No es tan sencillo ser finalista de la Libertadores. Pero el Boca que comenzó a dar esos pasos allá por el 200 con Carlos Bianchi, y cambió una realidad. Y el Uruguayo analiza los por qué.

“En el 2000 todos en un gran nivel, Bermúdez, Serna, Riquelme, Palermo, Guillermo, y ni menciono a Arruabarrena, Ibarra, son un montón. Se van todos esos, 2002 los limpiamos nosotros, ganamos, y en el 2003 aparecen Tevez, Guillermo, Chelo Delgado arriba, Battaglia y Cagna. En el 2004 repiten. Ya en 2007 vuelven todos, estaba Palermo, estaba Ibarra, estaba Clemente Rodríguez, estaba Román, estaba Seba Battaglia, estaba Guillermo. Yo creo que eso es irreal para el fútbol, mucho más que esto. Hace 12 años, no se cuánto hace que no la gana, pero ya llegaron a dos finales también, ¡a tres, perdón! Lo que pasa es que esa final te termina matando, la de River termina matando todas las finales a las que llegó Boca, por lo que transmite ese partido tan importante y los medios te terminan de minimizar lo bueno de llegar a una final”. 

Jugando para Olimpia ante San Lorenzo. Foto Getty Images.

Jugando para Olimpia ante San Lorenzo. Foto Getty Images.

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“No es tan fácil como se ve porque ni los brasileños con todo el poderío económico que tienen ahora al final la ganaron cuatro diferentes: Palmeiras, Flamengo, gana Botafogo y la gana Fluminense, si no me equivoco. Parece más fácil por Boca. Creo que fue Serna que en un momento dice ‘los acostumbramos a que era muy fácil llegar una final’, y no es tan fácil, es una locura. Y agregá que les ganaron a Real Madrid, hicieron el combo. Y con el Milan y después perdieron en 2007. Creo que toda esa secuencia termina siendo muchísimo mas difícil. Es más real llegar a una final de Copa Libertadores cada cinco, cada diez años, llegar a una final, sería lo más normal. Pero también los medios te dicen que la tenés que pelear siempre, el fanatismo que se inculca en Sudamérica a partir de los medios se potencia muchísimo, esa es otra dificultad”. 

Una cuenta en Rojo

En Boca apenas estuvo seis meses y fue campeón de la Copa Libertadores. Después, lo dieron a préstamo varias veces y nunca más volvió a ponerse la azul y oro. Sin embargo, en Independiente estuvo cuatro años -préstamo en Atlas de México en el medio- y pese a conformar grandes planteles y tener grandes entrenadores, su cuenta pendiente fue poder pelear un torneo. Y explica por qué no pasó.

“Yo creo que llegué en una buena edad a independiente. Pero llegué en un momento de Independiente en el que era un caos todo. Y en qué sentido lo digo: yo llegó a Independiente y creo que el Pato (Pastoriza) fallece a las dos semanas. Después pasó lo de Lucas Molina y lo de Emiliano Molina (NdeR: ambos jugadores fallecieron). El Kun había tenido un problemita en el corazón, lo operan (NdeR: Agüero había sufrido una arritmia en 2004). El Tano Riggio chocó con un línea y se rompió la muñeca. Nos rompimos como cinco los ligamentos cruzados ahí y en los años que continuaron. Por momentos tuvimos muy buenos jugadores pero no les dieron continuidad a los entrenadores. Tuve a Menotti cinco meses, creo. Una cosa de locos. Yo no podía jugar porque estaba en recuperación, pero lo escuchaba hablar y era impresionante: los conceptos, lo que te decía, lo que hablaba de fútbol, lo que resumía de los rivales y el potencial que podíamos tener”.

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-¿Con quiénes compartiste en aquel momento?
-Yo llego y estaba el Kun, el Pocho Insúa, Navarro Montoya, el Turu Flores, Pusineri, Carrizo, después el otro año llega el Tanque Denis, Nico Frutos, Rolfi Montenegro, el Rengo Díaz. Siempre buenos equipos. Pero no estaba para Independiente. Fueron momentos duros y yo creo que después de un par de años desciende, creo que de ahí arrancó… Creo que se terminó sosteniendo porque teníamos muy buenos jugadores. Entonces con Independiente sí me quedó una espina de no haber podido pelear un campeonato, un club con tanta historia, tantos grandes jugadores que pasaron por ahí, pasaste por un lugar en el que que no pudiste por lo menos pelear un campeonato, que no es fácil. Me quedo con esa espina, en Boca de última, llegué y en seis meses Russo juntó 22 jugadores, 15 ya éramos campeón de Libertadores y los otros 15 eran campeón de Recopa y Sudamericana con el Copo Basile. Mirabas al banco de suplentes, que eran solo 6 los que iban al banco, y eran titulares en cualquier equipo de Argentina. Y más los otros 6 que se quedaban afuera, en un gran nivel

-¿Cuál fue el torneo que sentís que se les escapa?
-Creo que el mejor torneo que hacemos, que podríamos haber peleado, para mí lo podríamos haber peleado y no lo peleamos. Creo que fue en el 2005 con Falcioni, pero faltando 6, 7 fechas, nos terminamos cayendo y creo que teníamos un buen equipo. Después con Burruchaga también tuvimos un muy buen equipo, pero no, no. No pudimos. Me quedo esa espina, con Independiente, de decir, no pude pelear un campeonato en un momento en que había una banda de jugadores muy buenos.

“Yo creo que en ese momento Independiente no peleaba el descenso, no estuvimos ni cerca, pero me acuerdo que clasificaban pocos a copas internacionales y no podíamos, no podíamos por diferentes cuestiones o por muchas cuestiones, mala suerte, brujería, lo que vos quieras, pero sí pasamos momentos que ahora como lo cuento son muchos y difíciles y duros que pasó el club en esos años que estuve. Y todo esto yo lo termino asimiliando muchos años después, hablando con gente. ¿Por qué nunca pelearon un campeonato? Y empezar a recordar todo lo que iba pasando. Yo creo que nunca se asimiló, la gente que estuvo ahí nunca lo asimiló”.

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Rebelde Kun

-¿Cómo era el Kun Agüero en esos primeros años Independiente antes?
-El Kun es chico muy carismático. Desde ese lado fue siempre igual. Siempre con una sonrisa, siempre alegre. Obviamente que con 16 años le importaban menos muchas cosas que yo, que ya tenía 26, 27. Y que el Mono (Navarro Montoya) que tenía 40 y tenía pequeñas formas de manejar el vestuario, que era como él creía que era mejor y obviamente los que veníamos un poquito atrás del Mono lo escuchábamos y seguíamos ese camino… y él capaz no lo seguía. De buena manera, no digo de mala manera, pero al final de cuentas, el potencial de él estaba dentro de la cancha. Para el que tenía menos condiciones le iba a servir muchísimo más lo del Mono que al Kun. Es una realidad. En un momento, él se juntaba con el Chuco Sosa y nos volvían locos, llegaban dos minutos antes. Y teníamos un técnico que hacía charlas porque llegaban dos minutos antes. Vos, loco, si querés hacer charlas porque llegaron dos minutos antes, sos vos el técnico, agarralos a ellos dos. Una semana está bien, dos semanas está bien, ya la tercera semana los grandes, no tenemos nada que ver, porque al final de cuentas el jefe es el técnico en ese momento. Porque a veces sos el jefe para lo que te conviene, pero cuando no querés chocar no sos el jefe, esos son los falsos. Entonces cuando habías que decir algo le decías a los grandes que hablaran, y después se hacía el técnico él. Si sos técnico y sos líder, sos líder para todo. Si las cosas no te gustan, decilas. Dependía con quién le gustaba chocar o con quién no.  

No hace nombres propios. Lo deja a libre interpretación. Aunque en aquel entonces se supo que tuvo problemas con Falcioni y por eso se fue a préstamo a Atlas.

Orteman ganó dos Libertadores. Foto IG.

Orteman ganó dos Libertadores. Foto IG.

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-Era el nene mimado del club…
-Es que no valía la pena porque los fines de semana estaba un nivel arriba de todo el fútbol argentino. Un jugador de otro nivel, que lo demostró. Estaba la incertidumbre de si llega… Le tiene que sobrar para llegar, y terminó siendo muchísimo más todavía que ese buen jugador, terminó siendo top del mundo, el mejor delantero del mundo en un momento. Nosotros sabíamos que iba a jugar en Europa e iba a estar 10 años tranquilamente en buenos equipos, pero  después terminó siendo que esos equipos los destrozó a todos. Cada vez lo hacía mejor todavía. Si él no tiene ese problema de salud, estaría jugando y haciendo destrozos. Porque tiene esa impronta diferente, de esos pocos jugadores que donde van los defensores, él va para el lado contrario. Tiene otra cosa en el juego. Hoy seguiría jugando, me imagino.

Una lista de DTs

Habla de Menotti y dice que está en otra escala. Tuvo a grandes técnicos, campeones, con espalda, ídolos en sus clubes. Burruchaga y Bertoni en Independiente, Russo en Boca. Pero también habla de aquellos que lo dirigieron fuera de Argentina: menciona a Luis Cubilla, Nery Pumpido, con quien fue campeón de la Libertadores en Paraguay, el Flaco Fossati.

“Cuando vos tenés 22, 23 años, no le das ni bola al técnico, querés jugar a la pelota, desde lo físico te sobra, corres, vas, venís. Después más grande vas entendiendo mucho más porqué el entrenador hace una cosa, hace la otra, de joven más ímpetu tenés y le das poco énfasis a lo que es lo táctico, más allá de lo que te piden. Lo entendés, es lo  que te pide el técnico al final de cuentas y después está tu impronta. Si vas para atrás te quedáss con muchas cosas de varios. Lo tuve Peluso también en Olimpia. De todos sirve un poquito. Y tenés de los otros también, que te enseñan lo que no tenés que hacer. No te lo terminan enseñando, vos tomás una forma de vivir y de manejarte en tu vida y hay cuestiones de falta respeto, de insultos o de falsedades que no las terminás aceptando y que en los vestuarios no caen de la mejor manera, más allá del resultado deportivo. Son cosas que vos tratás de ir quitando a la hora de hablar o de tener que armar un equipo”.

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Entre los técnicos que analiza aparece Marcelo Bielsa, entrenador de la selección de Uruguay. Ante la pregunta, hace un silencio de unos segundos.

“Lo que pasa es que yo no tengo el placer de conocerle. Muchos jugadores de diferentes equipos, de diferentes lugares donde él estuvo te hablan de una manera muy particular. Y tenés la otra rama de jugadores que estuvieron en la selección que te hablan de otra manera también. En Uruguay hubo un par de situaciones, muchas cosas de nuestras costumbres, no nos gusta cambiar, somos muy reacios a eso también. Pero después ves lo que intenta él como entrenador dentro del campo y termina siendo un equipo recontra ofensivo o dinámico, te termina de llenar muchísimas cuestiones de lo que potencia a los jugadores. No sé si a los jugadores de esa selección los potencia tanto porque obviamente no tiene capaz ese tiempo como lo que él ha demostrado en sus clubes. entonces, estoy en el medio. De lo que decían grandes jugadores del fútbol mundial de los equipos que él tenía y de otros jugadores que ha tenido a nivel de selección en ese corto tiempo. Opinar no es tan fácil, pero me quito el sombrero por lo que ha hecho a nivel de clubes con los equipos donde ha estado. Es impresionante, esa es la realidad”.

Dice que él no se queda con sus declaraciones sino con las de los jugadores que lo tuvieron en diferentes lugares. “Tenés detractores de los dos campeones del mundo en Argentina, a partir de ahí vamos con rojo para Menotti o vamos con verde fluorescente para Bilardo y yo creo que deben estar los dos a la misma altura, sumémosle hoy en día a Scaloni pero no tuvo esa situación… Bueno, sí, la tuvo, lo destrozaron antes, es cierto. Pero después los dos que eran de campeones del mundo, los mismos medios o no sé si los hinchas, los tenían en dos veredas. Y todos los jugadores hablaban bien de los dos”, dice como para entender las diferentes versiones sobre Bielsa.

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El Uruguayo fue entrenador de Olimpia. Foto IG.

El Uruguayo fue entrenador de Olimpia. Foto IG.

El lo vive ahora como DT. La vorágine de depender de los resultados, de ser el fusible que siempre salta cuando las cosas no se dan. De ser banco de críticas y vivir en la cornisa. “Con las redes sociales la gente está más preocupada en criticar todo lo que se hace. Se hace una bola muy grande porque después la gente va predispuesta a ese insulto, a eso que leyó. El fútbol es en parte un psicólogo para muchas personas que lo van a ver. Toda la bronca que a veces se tiene desde lo político, el día a día del país, la descarga de ese hincha termina siendo contra el jugador y el técnico. Al punto de decir, si es cuestionado Gallardo, a la mierda. Si es cuestionado a Gallardo, está bravo para los otros 30 entrenadores de Primera. Pero es lo que vivimos hoy en día”

-¿Disfrutás de ser entrenador más allá de todo eso?
-Yo creo que el entrar el día a día en el campo se disfruta. Se disfruta el corregir, estar, el hablar, el ver cómo podés mejorar a tu equipo, la recepción de tus jugadores cuando vos hablás o cuando ellos mismos te consultan porqué tal situación o porqué tal otra.  Ahí se disfruta. El fin de semana se disfruta menos, porque uno está ahí afuera y uno como compañero le puede dar una mano al volante central marcando, corriendo más, haciendo un esfuerzo por él. Pero el entrenador, desde ese lado del esfuerzo, no tiene cómo ayudarlo. Tiene que dar en la clave en los pequeños movimientos tácticos que puede hacer en ese partido, en decidir que ese cambio sea el correcto para el partido y que ese jugador entre bien. Y que el rival baje un poquito el nivel y que tu jugador pueda cambiar el partido también, si no el cambio fue malo, aunque fuera el correcto. Es así como se vive, hay lugares que tienen más exigencia y otros lugares un poco menos, pero así se vive.

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Y lo vive. Ahora en San Lorenzo de Paraguay. Antes en Olimpia, En 12 de octubre, Sol de Améria y Aurora de Bolivia. Y sin descartar algún día dirigir en Argentina. Quizá de esa manera pueda saldar aquella cuenta pendiente.

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