Llegó en un momento de cambios. Boca se había quedado sin su dupla técnica Meloni-Pizzi, sin su capitana y referenta Florencia Quiñones y cada día contaba las bajas en su estructura titular. Pasaban los días, el equipo había comenzado a entrenar pero la designación del cuerpo técnico se había esperar. Hasta que se anunció: Jorge Martínez, ex lateral derecho y DT de las Inferiores masculinas de Boca era el elegido.

Cercano a Juan Román Riquelme, jugador del equipo Senior y sin experiencia en el femenino la elección sorprendió. Porque además tenía la vara altísima (equipo supercampeón y clasificado a la Libertadores) y al mismo tiempo debía reinventar un equipo al que se le habían ido cinco titulares (entre otras) de un 11 que salía de memoria: además de Quiñones se fueron Fabiana Vallejos, Eliana Stábile, Carolina Troncoso y Lorena Benítez, que había regresado tras su lesión en el final del Clausura y le dio a Boca el vuelo que le faltaba. Pero sorprendentemente se fue a Estudiantes BA.

Al tiempo que llegó el Negro, arribaron los refuerzos. Melanie Morán, Pepi Piazza, Vanina Preininger, Gaby Barrios y Amancay Urbani. Pero el primer paso no fue bueno: el equipo no se lució en la Copa Federal y cayó con UAI Urquiza 2 a 1 en la final. ¿Fin del reinado del equipo más ganador del fútbol argentino? "Fue un comienzo con un traspié en la Copa Federal pero nosotros estábamos convencidos del trabajo que veíamos a hacer, mentalizamos a las chicas a eso, lo fuimos trabajando partido a partido, mes a mes hasta que llegó este título", dice el Negro post título.

El trabajo más difícil era, dice el DT, convencerlas. Mostrar su forma de trabajo, el estilo de juego que quería, y que el plantel lo aceptara. "Ver las condiciones que tienen, las dificultades que tienen y pulirlas, y sacarles lo mejor, enseñarles a competir, competir y competir, internamente primero. Cada una sabe lo que puede hacer", explica. 

El comienzo del torneo no fue tan auspicioso tampoco. El 11 se fue acomodando (Celeste Dos Santos se hizo dueña del lateral, Preininger se puso la 5, Camila Gómez Ares comenzó a tener mucho más protagonismo, Urbani se acomodó como extremo por derecha y Yamila Rodríguez, bien por izquierda, quizá más alejada del gol que el torneo pasado). Las primeras fechas fueron de bastante incertidumple: dos triunfos por la mínima con El Porvenir en los últimos minutos e Independiente, y un 2-0 con San Lorenzo, dos buenas victorias con Villa San Carlos (que luego descendió) y SAT (un partido que resolvió también en el final con una ráfaga de goles) y dos empates duros. Primero en el Monumental con River 1-1, y un 2-2 como local ante Gimnasia, después de ir ganando 2 a 0. 

Esos dos empates, los únicos, fueron los que obligaron a Boca s siempre ir de atrás en el torneo: UAI Urquiza no dejaba puntos en el camino y Boca no se podía dar el lujo de regalar más terreno. "Sabíamos que veníamos corriendo de atrás, UAI es un buen equipo y con buenos resultados. Pero nosotros sabíamos lo que había que hacer", dice el Negro.

A Boca le costaba abrir el marcador, meter el primero. Una vez que lo hacía, se transformaba, se soltaba y salía su mejor versión. Ahí aparecía el fútbol total que mostró en varios partidos. Un equipo intenso, rápido, protagonista, que ataca a los espacios utilizando la velocidad de sus extremos y la predisposición ofensiva de Gómez Ares y Huber, que tiene a dos laterales con llegada (por fuera y por dentro), una 5 que sabe dónde poner la pelota para dejar mano a mano a sus compañeras y una goleadora implacable como Andrea Ojeda que con 37 volvió a ser máxima anotadora del torneo con 20 gritos. 

Sin embargo, la final en la Bombonera no fue tan fácil. El Furgón les empató el partido y de a ratos las complicó. "Con dos palabras que dijimos en el entretiempo entendieron el mensaje y salimos a ganar el partido y a festjar", dice el DT. Y fue así: antes de los dos minutos, Boca puso el 2 a 1 que terminó siendo definitivo.

¿Y ahora? ¡La Copa!

"No se terminó, desde que llegamos nos planteamos ese objetivo, convencerlas que se puede. Una copa internacional significa mucho para todos y en especial para los hinchas de Boca. Nos planteamos ese objetivo. Cada entrenamiento se hacía con dos sentidos, pensando en el torneo, y en la Copa. La idea es competir, hacer un buen papel y dejar a Boca lo más alto posible. ¿Se viene la primera? Ojalá, es a lo que apuntamos, el deseo personal que se quede en casa", se ilusiona el ex lateral.

Boca se clasificó a la Libertadores femenina tras ser campeón del Clausura 2021 y la Súperfinal (ya se aseguró su presencia en el 2023 también) y desde que llegó el Negro supo que pese a que se jugaba recién en octubre debía tenerla siempre presente. Por eso, cada vez que pudo, le dio minutos a las jugadoras que habitualmente no conforman el 11. 

La Libertadores obliga a los equipos a disputar partidos cada 48 horas y es fundamental poder tener a las 20 de la lista en condiciones de salir a la cancha. Por eso sumó a Kishi Núñez (y porque es un proyecto a futuro), les dio minutos a Estefanía Palomar, Brisa Priori, Melani Morán, Pepi Piazza, Eugenia Flores, Barrios y Ghigo. Tras darles libres a las jugadoras lunes y martes, el plantel ya volvió a trabajar, dejó el título atrás y ya piensa en el debut.

Boca viajará el 10 y debutará en la Copa ante Defensor Sporting el 13 de octubre. Su mejor ubicación histórica fue un tercer puesto en el 2010. Aunque el DT sabe que tendrá rivales difíciles y que las brasileñas y colombianas se hacen muy fuertes en esta competencia, pero el sueño está intacto. Después de jugar de menor a mayor y de quedarse con el torneo a Bombonera llena, ¿quién les quita la ilusión?