Una historia con mil capítulos. Su nombre da vuelta por los portales, programas de TV, diarios y redes sociales. Cuando se habla de Walter Omar Támer se sabe que se está hablando de Franco Mastantuono, el presentante de la joya de River. Su agencia, Area Sport Team, en la que trabaja Augusto Fernández fueron los encargados de negociar la cláusula de recisión que blindó al juvenil y ahora están día a día con el interés de los clubes europeos que buscan llevárselo.
Pero detrás de ese nombre hay una relación con el fútbol que comenzó muchos años y que lo tuvo nada menos que ¡en Boca! No sólo eso: compartió vestuario con Diego Maradona, debutó como profesional en la Bombonera y años más tarde fue parte del equipo de representantes de Juan Román Riquelme.

Támer, en el centro, en la Academia Mascherano, justamente en Lincoln. Foto Area Sports Team.
Primero, futbolista
Támer llegó a Boca con edad de infantil: su sueño desde los cuatro años había sido jugar en la Primera de Boca. Y lo logró. Pasó de Juveniles a Inferiores para luego llegar hasta la Primera, debutando nada menos que en la Bombonera, el 28 de febrero de 1982, en la victoria 2-0 a Central Norte de Salta, por el Nacional de ese año.
Antes de aquel partido iniciático, tuvo algún amistoso con el primer equipo, con el que alternaba en los entrenamientos. Por eso, si bien Diego Maradona se fue de Boca a finales del 81, luego del título, Támer llegó a compartir entrenamientos con él, y se probaba sus botines.
“Cuando se iba a bañar nos poníamos sus botines, el zurdo para ver si se contagiaba algo. No nos entraba, porque creo que era número chico, como 39, pero nos probábamos a ver qué pasaba”, contó hace algunos años en el programa Tiempo Suplementario. También compartió equipo con Oscar Ruggeri, Ricardo Gareca, Hugo el Loco Gatti, Jorge el Chino Benítez, Marcelo Trobbiani, entre otros.
Tuvo un tiempo feliz en el 83, que fueron sus goles a Talleres y Huracán en Parque Patricios, dos a cada uno, con un Boca peleando el torneo. Su último partido sería contra el Globo, en diciembre del 83: 27 partidos y cinco goles.

Támer ante Vélez, a quien le hizo un gol. Foto: El Viejo Boca.
Su tiempo en Boca fue corto, pese a que había llegado a los 11. Una docena de años, más que nada en Inferiores, porque en el 84 primero lo prestaron a Atlanta, que estaba en Primera, y luego en el 85, al volver al Xeneize, queda libre. Y ahí comenzó a otra etapa, una más difícil, en aquellos años cuando ir a jugar lejos de Buenos Aires era saber que ya no habría demasiadas chances de volver.
Se fue a la liga de Junín, pasó por Juventud Unida, en Rivadavia de Lincoln, entre otros equipos. Hasta que colgó los botines a los 32 años, después de algunas lesiones, y pensó en ser entrenador. Y lo fue: un año duró en ese puesto. Porque le salió una posibilidad laboral que le cambiaría la vida para siempre.
Trabajar con la élite
Fue a través de Fernando Signorini, que tuvo contacto con Marcos Franchi y Daniel Bolotnicoff, que en aquellos años eran de los primeros representantes que manejaban las carreras de los futbolistas de élite. Le ofrecieron probar unos meses el trabajo de reclutador de jugadores para sumar a su cartera de clientes.
No estaba muy convencido: eso implicaba estar cinco días fuera de su casa y alejado de sus hijos y apenas pasar los fines de semana con ellos. Creía que si no resultaba, podría volver a su hogar y dirigir. Algo que nunca ocurrió.
Porque en esos primeros tres meses le fue muy bien y decidió seguir. “Había dirigido un año y me había encantado, era dejar una cosa por otra, pero ver jugadores era seguir con el fútbol”, reconoció en aquella nota.
Bolotnicoff y Franchi tenían una escudería de alta gama: en algún momento tuvieron a Maradona, y luego también a Juan Román Riquelme en sus tiempos de jugador estrella de Boca y Europa. También pasaron por sus manos Diego Forlán, Diego Placente, Agustín Marchesín, Bernardo Romeo, entre otros. Dijo de Riquelme: “Tiene una personalidad fuerte, mucho carácter, tiene sus amigos, pero por otro lado es alguien solidario, carismático y muy generoso”.

Mastantuono, cuando renovó con River. Foto Area Sport Team.
Sin embargo, algo se rompió con aquellos empleadores y Támer decidió irse. Fue luego de recular a Walter Montillo, quien luego fuera ídolo en San Lorenzo. Decidió irse sólo, sin saber muy bien qué hacer. Pero un jugador fue la punta del ovillo: Diego Rivero. Lo llamó y le pidió que lo represente. Y terminó diciéndole que sí. También lo llamó Mariano Herrón, hoy DT de Boca.
Y se les sumó nada menos que Javier Mascherano. El Jefecito aún estaba en River y eligió a Támer como su manager. Dice su representante que él lo había reclutado, cuando era parte de la Selección Sub 15 pero todavía no había llegado al Millonario. Juntos construirían un camino espectacular: Corinthians, Barcelona, Inglaterra, China y Estudiantes de La Plata.
Dos medallas de oro olímpicas, una final del Mundo, tres finales de Copa América, un título con River, otro con el Timao, 19 vueltas olímpicas con Barcelona (incluyendo dos Champions y dos Mundiales de Clubes); y ahora su carrera como entrenador primero de la Selección Sub 20 y ahora, sin tanta suerte, con el Inter Miami de su amigo Lionel Messi.
Dice que no trabaja con demasiados jugadores, porque es imposible prestarles la misma atención a todos. Y también que siempre elije a la persona por sobre el futbolista. Hoy tiene en sus manos nada menos que a la joya de River que todos quieren: Franco Mastantuono.
El 23 de agosto de 2023, el jugador de 17 años firmó su primer contrato con River fines del 2025. Ese vínculo se renovó durante el 2024 por una temporada más, hasta diciembre de 2026. Y su cláusula, que inicialmente era de 30 millones de euros, tras la segunda renovación se subió a 45 millones.
Que lo quiso el Barcelona, que lo busca el Real Madrid, todos quieren a la estrellita millonaria, mientras que el club quiere retenerlo al menos hasta fin de año. Allí estará Támer, con todo su equipo, para que todo llegue a buen puerto.







