La crisis institucional que atraviesa San Lorenzo se profundiza con el correr de las horas y tras los incidentes que hubo este lunes en la sede del club luego que un grupo de hinchas se auto convocara para pedir la renuncia a la presidencia de Marcelo Moretti, quien debió retirarse con custodia policial, la justicia notificó este martes que se fijó un plazo de cinco días para saldar la deuda que se mantiene con el fondo suizo AIS Investment Fund.
Se trata de una suma de alrededor de 5 millones de dólares ligado a un préstamo que El Ciclón había recibido por la cesión de derechos de la transferencia del delantero Adolfo Gaich al CSKA de Moscú en julio de 2020. Y de no saldar la misma en los tiempos establecidos judicialmente, será declarado en quiebra.
La intimación había sido notificada formalmente el lunes 18 de agosto y puso en máxima alerta a la dirigencia azulgrana desde entonces, sin que ello supusiera sin embargo la cancelación de la deuda por la que ya incumplió tres planes de pago diferentes.

Adolfo Gaich, jugador en torno al cual se originó la deuda, regresó este año al fútbol ruso tras pasar por la Serie A de Italia y la Superliga de Turquía.
¿Qué pasa si se declara la quiebra en San Lorenzo?
Según especialistas, una declaración de quiebra no solo pondría en riesgo el control administrativo de la institución, sino también su participación en competencias oficiales en caso de derivar en sanciones deportivas y pérdida de activos esenciales.
La quiebra supone desapoderar a todos los dirigentes y asambleístas que representan a los socios, quedando el club bajo control del juez pertinente y un síndico encargado de ejecutar las decisiones para viabilizar su administración. Además, promueve no solo que cobre el actor que inició la demanda ante la justicia, sino todos los acreedores que tenga el club.
¿San Lorenzo puede desaparecer?
La Ley de Entidades Deportivas en Argentina (20.655), también conocida como la Ley Nacional del Deporte, no permite que los clubes desaparezcan ya que el régimen de quiebra de una institución es diferente al de una empresa privada. El caso más emblemático en el país fue el de Racing, cuya quiebra se dictó a inicios de la década de 2000 y fue gerenciado por la empresa Blanquiceleste S.A.







