Ya desde la previa se sabía que la visita de Lionel Messi al Gigante de Acero de Guadalupe, más allá del don de atraer fanáticos en cualquier parte del mundo, iba a estar enmarcado en un clima de hostilidad producto en buena parte de una rivalidad fogoneada por la prensa mexicana, no desde ahora sino al menos desde el duelo que mantuvieron las selecciones de Argentina y México en el Mundial de Qatar, así como por declaraciones previas de los propios integrantes del cuerpo técnico de Rayados, Fernando Ortiz y Nicolás Sánchez.

El primer contacto del capitán de Inter Miami con la pelota en el partido revancha de cuartos de final de la Copa de Campeones de Concacaf generó los primeros abucheos de parte de un buen número de hinchas de Monterrey, como aviso de que el trato en cancha no iba a ser el mejor para el ocho veces ganador del Balón de Oro.

A lo largo de un encuentro que se desarrolló de manera muy poco favorable al equipo que conduce Gerardo Martino, fueron al menos tres los cánticos de los fanáticos destinados a incomodar al que para muchos es el mejor futbolista de la historia.

“Messi se la come”, corearon los hinchas contra La Pulga en un claro gesto homofóbico, algo por lo que el fútbol mexicano ya ha recibido varias sanciones. “Este es nuestro equipo, argentino pecho frío”, fue otra de las canciones que marcó tendencia desde las tribunas del gigante de Acero. Como complemento, se coreó en más de una ocasión el nombre de Cristiano Ronaldo, algo que tantas veces le ha pasado a la inversa al portugués en Arabia Saudita.

Otro de los futbolistas de Inter Miami al que los hinchas de Monterrey tomaron de punto fue el arquero Drake Callender, especialmente a partir del grosero error que cometió para facilitar el primer gol del equipo mexicano, firmado por Brandon Vázquez, que hizo muy cuesta arriba la serie para el equipo estadounidense.

Messi no logró silenciar a sus detractores en la cancha

A diferencia de lo que sucedió en muchos otros partidos, Lionel Messi no logró esta vez silenciar desde el terreno de juego a quienes lo hostigaron desde las tribunas. Más allá de sus intentos de rebelarse desde la gambeta, sufrió en exceso a causa de un equipo al que nunca le funcionó la mitad de la cancha, le costó encontrar pases con ventaja y quedó en demasiadas ocasiones condicionado al terreno de las disputas y las pelotas divididas, lo que lo llevó a perder cada vez más peso ofensivo con el correr de los minutos, que también llegó con importante desgaste físico para él.

Berterame y Andrada, dos aliados en territorio hostil

Entre los futbolistas de Rayados de Monterrey que contagiados por el clima que se había generado en el estadio y en la previa fueron más de una vez a buscar calentar todavía más el partido en torno a su figura, Lionel Messi encontró dos aliados en los argentinos Germán Berterame y Esteban Andrada, que pese a la rivalidad lo trataron con mucho respeto durante y después del partido.

El ex arquero de Boca fue el primero en acudir a abrazarlo consumada la eliminación de Inter Miami y también lo esperó en los pasillos del estadio para compartir un momento con él y pedirle una foto junto a sus dos hijos. El delantero, autor del mejor gol de la noche, dijo que más que por ese tanto estaba feliz de haber podido compartir cancha con el mejor jugador de la historia por primera vez en su carrera.