Julio César Chávez no solo es uno de los mejores representantes del deporte mexicano en toda su historia, sino también uno de los mejores boxeadores del siglo pasado. Sus títulos mundiales en tres diferentes divisiones de peso (Superpluma, Ligero y Superligero) entre 1980 y 2005 así lo demuestran.

El presente de sus hijos, sin embargo, está muy lejos de ser el que alguna vez tuvo él. El último sábado en Guadalajara, Julio César Chávez Jr. cayó frente al brasileño y leyenda de la UFC Anderson Silva por decisión dividida y Omar Chávez perdió frente a Ramón Inocente Álvarez (el hermano de Saúl Canelo Álvarez) en el Estadio Jalisco de Guadalajara.

Las caídas y la forma (ambos fueron completamente superados por sus rivales), hicieron que El César del Boxeo vuelva a despotricar contra sus hijos luego del evento: “Este es un cuento de nunca acabar. Prefiero que se retiren y ya la chingada. Porque si no se van a preparar a conciencia solo van a hacer un pinche ridículo”.

Chávez veía venir esta actuación

En la previa a su enfrentamiento, el histórico pugilista había manifestado su preocupación porque sus hijos podían quedar en evidencia: “Quisiera que estuvieran chicos, ahora de grandes cómo chingan, la neta. Me tienen estresado, ha sido una chinga. Me arrepiento de haberlos metido, porque yo hubiera hecho mi exhibición alegre”.

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No todo fue malo

En el último duelo de su carrera, El Gran Campeón Mexicano derrotó a Héctor Macho Camacho Jr. (el hijo de uno de sus principales adversarios en el mejor momento de su etapa deportiva) para convertirse en el único Chávez ganador de la noche.