La noche que todo México esperaba llegó. Estados Unidos se metió a la cancha del Estadio Azteca en donde un Tricolor con sed de revancha los recibió, a sabiendas de que había cuentas por saldar, el segundo lugar del Octagonal Final de Concacaf en juego y gran parte de un boleto directo rumbo a la Copa del Mundo de Qatar 2022.

Gerardo Martino mandó a la cancha a lo mejor que tenía disponible, incluso puso como titulares a hombres como Johan Vásquez y Gerardo Arteaga, quienes en anteriores ocasiones habían visto el inicio de los juegos desde la banca e incluso, más de una vez se quedaron con las ganas de participar.

La Selección Mexicana inició el juego con más ímpetu, pero se encontró con un conjunto norteamericano bien ordenado atrás y que no otorgaba ningún tipo de facilidad para hombres como Lozano, Jiménez y Corona, quien tuvo la ocasión más clara al entrar sin marca al área, aunque un mal control de balón le impidió poder disparar a puerta.

Conforme avanzó el juego, el equipo de las barras y las estrellas se soltó al grado de encontrar ocasiones de peligro que Guillermo Ochoa pudo resolver con intervenciones atinadas. Primero, Yunus Musah recibió solo dentro del área mexicana para sacar un remate a primer poste que Memo tapó al recostar sobre su izquierda. Minutos más tarde, Pulisic logró disparar a bocajarro del arco tricolor, pero Ochoa aguantó hasta el final y le negó la anotación.

SEGUNDO TIEMPO A MATAR O MORIR

Para el complemento, ambos equipos ya sabían que Honduras no había vencido a Panamá, por lo que del Estadio Azteca nadie saldría con el boleto sellado a Qatar. Dicho eso, el equipo mexicano fue el que buscó el trámite del encuentro mediante la tenencia del balón y algunos destellos individuales, particularmente de Hirving Lozano.

Con un ritmo de ida y vuelta por momentos, además de mucha intensidad en la disputa del balón, el partido avanzaba sin que nadie pudiera romper el cero en el marcador. La tensión aumentaba y desde el banquillo mexicano venían las modificaciones del Tata, Gutiérrez y Vega eran sus apuestas para resolver un juego que no quería dejar escapar.

Cerca del final, Estados Unidos apostó por cerrar el candado en su campo ante una Selección Mexicana incapaz de generar ocasiones para marcar el gol de la victoria. Otra vez el combinado nacional se quedó con las ganas de vencer a su acérrimo rival y por tercera eliminatoria consecutiva, los norteamericanos sumaron en Santa Úrsula.