Lo adoran en Udinese, lo quieren en Napoli, lo aman en Atalanta, lo ovacionan en Reggina y lo veneran en Real Calepina. En total, vistió seis camisetas en Italia. Y jugó en todas las categorías: en la Serie A, B, C y por último en la D, logrando ese torneo mantener la categoría. Ahora, instalado en Bérgamo, Germán Denis comenzó el curso de entrenador en la Asociación Italiana de Jugadores y planea pronto estar dirigiendo en el Calcio.
Tiene cuatro hijos nacidos en cuatro ciudades distintas: Mathias en Cesena, Malena en Buenos Aires, Julián en Nápoles y Benjamín en Bérgamo. Se retiró jugando en La Fiorita, en San Marino, lo que le permitió además jugar la clasificación de la Conference League. Ya tenía 41 años pero el Tanque estaba como nuevo.

Denis y el grupo de estudio para convertirse en entrenador UEFA. Foto Assocalciatori.
De hecho, entre sus actividades, además de ser panelista de fútbol en la televisión italiana, encontró -como muchos jugadores- una nueva pasión en el pádel. “Juego al pádel porque mi padre y mi tío lo practicaron en Argentina en los 90, cuando era un deporte prácticamente desconocido en Italia”, contó en la Gazzetta.
Y agregó que otro de sus hobbys es salir con la caña: “Voy a pescar, mi gran pasión: ¿sabías que hace años en Reggio Calabria pesqué un atún de 90 kilos? ¡Qué orgulloso estoy!”. Tal es su fanatismo que hasta tiene una marca italiana de cañas de pescar que lo auspicia…
Sin embargo, su objetivo está ahora en recibirse y luego comenzar a trabajar. “Es un lugar para aprender y formarme. Me gustaría entrenar a menores de 15 años, es una edad en la que puedo trabajar bien”, dijo para la Asociación Italiana. Y agregó: “Jorge Almirón es el entrenador que más me enseñó en mi etapa en Lanús. Aprendí de muchos entrenadores: si este es mi camino, intentaré encontrar la combinación perfecta”.
Un amor en dos etapas
Más allá de su brillante carrera en Europa, cada paso en la carrera del Tanque fue con mucho esfuerzo. “Crecí en Lomas de Zamora, un distrito del área metropolitana de Buenos Aires. Mi padre, Gustavo, trabajaba de oficinista y era un gran nadador; mi madre Alicia era maestra de primaria, y tengo un hermano y una hermana. A los cuatro años jugaba al fútbol sala; a los 16 debuté como profesional en Talleres, el mismo club donde también empezó Pupi Zanetti. Batistuta y Crespo me inspiraron: El Bati era un goleador incansable, Hernán era una enciclopedia del fútbol“, contó en la Gazzetta.

Un Denis joven en sus primeros años de fútbol. Foto Talleres
Debutó el 12 de abril de 1998, por la octava fecha del Torneo Clausura, en un partido frente a Defensores de Belgrano. Todavía le decían Mono y no Tanque, apodo que surgió después en su paso por Arsenal. De Talleres saltó a Quilmes, Los Andes y llegó a Europa muy rápido. “A los 21 años estaba en Italia jugando para el Cesena en la Serie C. Cuando me fui, ni siquiera sabía dónde estaba. Me quedé una temporada y media y no hice gran cosa. Pero estaba enfermo; mi padre había fallecido, estaba fuera de forma, tenía la mente en otra parte y el corazón me pesaba. Ya estaba con Natalia, mi esposa. Solo pensábamos en volver a Argentina”.
Hasta allí podría haber sido la historia de cualquier otro jugador que fue a probar suerte y no pudo encontrarla. Pero Germán decidió cambiar su destino y se reinventó. Volvió para jugar en Arsenal de Sarandí y allí sería otra la historia. “En Argentina recuperé la confianza y mis goles. Jorge Burruchaga, el hombre cuyo gol decidió la final del Mundial de 1986, me ayudó mucho. Me entrenó en Arsenal y luego me llevó a Independiente. Fue él quien me formó como futbolista”.
En Arsenal metió 13 goles en 60 partidos y ya en Colón hizo 11 en 36. El promedio de gritos fue en aumento, su confianza también y de la mano llegaron los desafíos: llegar a un club grande. En Independiente sumó 99 encuentros con 42 goles y 7 asistencias, siendo además máximo anotador del Apertura 2007 (18 goles). El Tanque ya era el Tanque.

Con Maradona en un amistoso. Foto IG.
Ese presente logró que Alfio Basile lo tuviera en cuenta para la Selección que se preparaba para Sudáfrica 2010 (que termina dirigiendo Diego Maradona). Debutó por Eliminatorias ante Venezuela y luego jugó con Bolivia, en total fueron 17 minutos entre ambos partidos. Volvió a jugar 27 minutos ante Perú y luego 15 minutos en un amistoso ante Escocia, ya en el 2008 y con Maradona como DT.
“Leo Messi estaba allí cuando debuté con Argentina, en 2007 contra Venezuela en Maracaibo. Nadie en el mundo tenía su confianza con el balón; lo observaba en los entrenamientos, fascinado”.
De la mano de aquel buen presente, llegó su segunda oportunidad en Italia. Y no la desperdició. Pasó primero al Napoli, recomendado por Ezequiel Lavezzi, y conquistó corazones, siendo el tercer equipo en cantidad de presencias en toda su carrera. Después fue cedido al Udinese. Aunque sufrió una fractura en el pie en el inicio de su estadía, se pudo acomodar y otra vez demostrar con goles.
Cuando el Atalanta ascendió a la Serie A, lo fueron a buscar y se lo llevaron a préstamo, aunque en menos de un año lo compraron definitivamente. Ya con 29 años, mucho más asentado, terminó permaneciendo cuatro temporadas y media en Bérgamo, ciudad que luego adoptó. Fueron 153 partidos y 56 tantos y lo despidieron tras un partido con el Sassuolo con una ovación.
“Soy hincha de Talleres, pero sin duda viví mis mejores años en el Atalanta. Marqué 56 goles en 153 partidos de la Serie A, consiguiendo dobles dígitos en mis tres primeras temporadas. Fue Pierpaolo Marino quien me quiso, y lo considero un maestro. Me llevé de maravilla con Maxi Moralez; siempre supo dónde encontrarme en el área. El entrenador con el que me siento más cercano emocionalmente fue Stefano Colantuono”, explicó sobre aquellos tiempos.

En el Museo de Maradona en el estadio del Napoli. Foto Museo de Maradona.
Aunque esa no sería su despedida final de Italia, decidió volver al país, primero a Independiente, aunque su regreso no estuvo acorde a la expectativa que se había generado con el retorno. Y por eso se fue luego a Lanús y a Universitario de Perú (dirigido por Pedro Troglio, quien ya lo conocía), donde guardan un gran recuerdo de su paso ya que salvó al equipo del descenso en 2018.
No fue el último club en el que hizo historia. En el Reggina 1914 logró el ascenso a la Serie B en 2019, anotando 12 goles en 24 partidos que disputó. Será por eso que el Real Calepina lo fue a buscar después y no defraudó: colaboró para que el equipo no descendiera.
Antes de su retiro definitivo, un poco antes de viajar a San Marino, se dio un gusto particular: jugó en el Senior de Talleres de Remedios de Escalada y hasta hizo goles. No podía dejar el fútbol sin volver a ponerse esa camiseta. Y no sólo eso: cuando el club estaba remodelando el estadio compró bonos, donó bolsas de cemento, tiene su abono y colaboró en todo lo que pudo. Y no por nada una de las populares lleva su nombre: “Germán Denis”.







