La historia de Kevin Anderson es digna de un competidor incansable, de esos que no le teme a la adversidad. Dueño de un saque imponente, dejando que sus dos metros de altura no sean en vano, y de una mentalidad inquebrantable, el sudafricano supovivir el vértigo de llegar al top 5 del ranking mundial, protagonizar partidos históricos en Wimbledon, como también soportar que lesiones que lo llevaron al retiro. Incluso, se animó a verse involucrado en donaciones de dinero contra un colega.
Nacido en Johannesburgo en 1986, Anderson comenzó a golpear pelotas de tenis a los seis años y combinó en su juventud el deporte con el atletismo. Al decantarse por la raqueta, dio el salto al profesionalismo en 2007 y avanzó a pasos agigantados: en apenas cuatro temporadas ya se encontraba dentro del top 50 y, en 2015, había irrumpido en el top 10.
Su juego se construyó alrededor de un servicio devastador y de su capacidad para incomodar en pista dura y césped. Aquellos que lo saben a la perfección son Tomáš Berdych y Stan Wawrinka, sus más frecuentes rivales de turno, quienes debieron soportarlo en 12 y nueve enfrentamientos, respectivamente.
Sin embargo, cuando Anderson parecía listo para consolidarse en la élite, en 2016 el físico empezó a pasarle factura. Las lesiones lo hicieron retroceder en el ranking hasta el puesto 74 y lo llevaron a vivir condiciones impensadas, como retirarse por agotamiento del Roland Garros 2017. Sin embargo, supo transformar ese golpe en motivación: meses después alcanzó su primera final de Grand Slam en el US Open de ese año, cayendo ante Rafael Nadal pero dejando claro que estaba listo para desafiar a los mejores. Y lo mejor estaba por venir.

Kevin Anderson, víctima de idas y vueltas físicos en el tenis (Getty Images).
2018, el año de su vida
Si hay una temporada que lo definió, fue 2018. Ganó dos títulos, llegó a la final de Wimbledon y se metió en el top 5 del mundo. En Londres dejó dos partidos para la eternidad: primero, una victoria maratónica de 6 horas y 36 minutos ante John Isner, el segundo partido más largo en la historia del certamen, con un último set de 26-24. Y antes venía de eliminar a Roger Federer en cuartos con un 13-11 en el quinto set, con el plus de haber sido el único triunfo de su carrera ante el suizo y dejarlo sin la chance de volver a conquistar Wimbledon, ya que su último título en el All England terminó siendo en 2017.
El esfuerzo físico aquella temporada fue demasiado alto. Y su cuerpo no tardó en jugarle nuevamente una mala pasada. Debió someterse a cirugías de rodilla, la pandemia por COVID-19 atrasó su recuperación y le costó retomar el ritmo competitivo. Hasta que, con 35 años, dijo basta.

Isner y Anderson, los protagonistas de aquel icónico partido de Wimbledon de más de 6 horas (Getty Images).
En mayo de 2022, Anderson anunció su retiro mediante una carta emotiva. “Hubo mucha gente que me ayudó a lo largo del camino, y creyeron que un chico de Sudáfrica podía cumplir sus sueños”, escribió quien supo ser ganador de siete títulos ATP. Su último partido había sido en Miami, perdiendo ante el argentino Juan Manuel Cerúndolo.
El inesperado regreso
Tiempo después, la espina de no despedirse dentro de la cancha lo llevó a reflexionar, provocando que el bichito vuelva a picarle. Así fue que en 2023 aceptó una invitación para jugar en Newport y luego participó en Washington. Confesó que no sabía si iba a volver, pero que había disfrutado estar otra vez en competencia.
Tras sacarse aquella carga de encima, nunca volvió a anunciar oficialmente su retiro, pero todos los caminos apuntan a que ya se encuentra definitivamente alejado del profesionalismo. Incluso, aportó a la causa cuando en 2024 jugó una exhibición en Wimbledon haciendo pareja junto al legendario Lleyton Hewitt.
La curiosa vida fuera del circuito: cursos y donaciones
Más allá del tenis, Anderson mostró siempre inquietudes variadas: cuando lidiaba con su primera mala racha física, en 2016, lanzó un sitio web de instrucción y consejos de tenis. Además, siempre fue fanático de tocar la guitarra. Al punto de mostrarse someterse a una sesión de fisioterapia con el instrumento en mano.

Anderson y su hobbie musical (@kandersonatp).
Aunque, lo más inesperado de Anderson ocurrió en 2024. Ya lejos de la raqueta, volvió a ser noticia cuando trascendió que él y su esposa habían donado mil dólares a la campaña de crowdfunding impulsada por el periodista Ben Rothenberg, destinada a costear su defensa en el juicio por difamación iniciado por Alexander Zverev tras las denuncias de violencia de género de Olga Sharypova. Un gesto de apoyo que dio de qué hablar, pero con el que el sudafricano posiblemente buscó ayudar ante un obstáculo, algo que conoce bien.

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