La violencia volvió a ganar terreno, pero esta vez de una manera nunca antes vista. Las imágenes vistas en La Corregidora, entre hinchas del Querétaro y Atlas, aún permanecen en las retinas de los aficionados al futbol mexicano. Una feroz y sangrienta pelea comenzó en las gradas y luego se extendió hasta el campo de juego, donde mujeres, niños y personas de tercera edad buscaban refugio.
Tras los hechos, comienzan a conocerse las primeras consecuencias para la Liga MX y se analizan otras respecto a la Selección Mexicana y la sede del Mundial de 2026. Sin embargo, el más complicado en este escándalo es Querétaro, club que fue anfitrión y que demostró muchas irregularidades a la hora de organizar un evento de Primera División, entre aficiones con un conocido historial de enfrentamientos.
Aunque la desafiliación no es la más fuerte de las opciones, sí que está entre las opciones que este martes se votarán en la Asamblea General de la Federación Mexicana de Fútbol. Asimismo, los dueños definirán si el Club Querétaro es o no expulsado de la FMF tras los episodios de violencia que dejaron un saldo de 26 personas heridas, tres de ellas de gravedad.
Por supuesto, la posible desafiliación tendría costos sociales, ya que aproximadamente 300 personas trabajan entre todas las categorías, sumando cuerpos técnicos, personal administrativo, de mantenimiento y directiva. Para que el proceso se lleve a votación, deberán recolectarse pruebas de lo sucedido el día sábado en la Corregidora.
El escenario más factible
Aunque restará esperar para conocer cuál es la resolución de la Asamblea General, lo más probable es que la desafiliación no se concrete, y sí se apliquen fuertes sanciones al Querétaro: como prohibición al estadio, multas económicas, prohibición de fichajes e incluso, la posibilidad de un descenso a la liga de Expansión. Según el Reglamento de Sanciones, la multa económica podría alcanzar los tres millones de pesos.