Fue una gloria de Rosario Central el que decretó que sería crack. Después, es el fútbol el que decide hasta donde. Así fue la carrera de Pablo Vitti: arrancó con todo en el Canalla, en la Selección Sub 20 lo dejó a Lionel Messi en el banco de suplentes en el inicio del Mundial pero luego no pudo hacer pie y se terminó retirando a los 32 años.
Angel Tulio Zof fue el que lo señaló cuando todavía era un pibito. “La gente va a pagar entradas solamente para ver a Vitti”, dijo. Y fue Miguel Angel Russo quien lo mandó a la cancha ante Chacarita, allá en el inicio del 2004 cuando tenía apenas 18 años. Era todo lo que se podía esperar de un crack: media punta veloz, goleador y encarador.
Eso lo llevó directamente a la Sub 20 que comandaba Francisco Ferraro (había reemplazado a Hugo Tocalli a comienzos de año) y que se preparaba para el Mundial de la categoría en Países Bajos. Aunque no fue parte del Sudamericano de Colombia que clasificó aquel equipo en el 2005, sí fue citado para ir en busca del título, que se consiguió finalmente un 2 de julio ante Nigeria.

De su colección personal, con el Kun. Foto Facebok.
En aquel plantel había dos grandes y futuras estrellas: un aún casi ignoto Lionel Messi que estaba por cumplir 18 y uno más reconocido a nivel local como Sergio Agüero, que ya la rompía en Independiente y que llegó a ese Mundial con 17 años recién cumplidos.
Argentina conformó el grupo D con Estados Unidos, Alemania y Egipto. Llegaba como gran candidata tras haber ganado tres de los últimos cinco mundiales de la categoría, de la mano de José Pekerman. Pero el dato que les quedó grabado a todos fue que en aquel debut, Pancho dejó en el banco de suplentes a los dos cracks: Messi ingresó a los 46′ y el Kun se quedó sentado todo el partido.
¿Cómo salió? La Selección cayó 1-0 con una delantera conformada por Gustavo Oberman, delantero de Argentinos, y Pablo Vitti de Central. Ambos jugaron los 90′, aunque con el ingreso de la Pulga, el Canalla se retrasó y Cachete armó la dupla con Messi. No sólo eso: Fredy Adu, estrella norteamericana de aquel entonces, estrelló un penal en el palo de Oscar Ustari.

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“Sí, arranqué jugando de titular ante Estados Unidos y Leo estaba en el banco. Esa anécdota es un orgullo y encima quedó para la historia. No pasa nunca de moda, ja”. Pese a que siempre fue una pregunta frecuente a lo largo de su carrera, nunca se subió al tren de la soberbia, sino todo lo contrario. Lo recuerda como algo más simpático que real.
“Por ahí la mayoría destaca o se acuerda de que Messi un día fue mi suplente. Pero me quedo con todo lo que vivimos en el predio de AFA y de lo que disfrutamos en Holanda. Leo era uno más del grupo. Buen compañero y siempre dispuesto a todo. La anécdota no pasará nunca de moda y lo sé, aunque destaco todo lo que pasó antes y durante el Mundial, que fuimos campeones del mundo. Fue una de las experiencias más lindas de mi carrera deportiva y un orgullo haber jugado con el mejor”, dijo en alguna entrevista.
“Cómo no acordarme de ese momento. Además, Leo la rompió en ese torneo. Y cuando volvió a Barcelona arrancó a ser titular y a demostrar todo lo que es. En realidad, esa etapa fue hermosa porque fuimos varios rosarinos”, contó.
Cuentan los testigos que en aquel partido, Messi llegaba con molestias y es por eso que Ferraro decidió cuidarlo, no ponerlo desde el arranque y guardar la carta para el segundo tiempo. Claro que a la luz del resultado del partido, esa anécdota hizo mucho más ruido.

La camiseta que conserva con la firma de sus compañeros. Foto Facebook.
Para el segundo partido, el DT ya no dudó. Mandó a la cancha a Messi con Oberman, el Kun ingresó en el segundo tiempo y Vitti, que llevaba la camiseta número 9, se quedó en el banco. Y fue 2-0 ante Egipto, para acomodar un poco las cosas en el grupo. El primero fue obra de Messi y el segundo de Pablo Zabaleta, en el final.
Vitti volvió a jugar recién en los octavos de final ante Colombia, ingresando a falta de tres minutos por Oberman. Argentina no volvió a perder en aquel torneo hasta ser campeón. Messi fue el goleador con seis gritos y el de Central volvió a jugar 45 minutos ante España (3-1) por los cuartos de final. En total, fueron tres partidos y 138 minutos.
Despedida Canalla
De Central se fue en el 2007, con 85 partidos jugados y 13 goles, y llegó como refuerzo al Banfield de Patricio Hernández, que tenía por delante la Copa Libertadores de aquel año. Sin embargo, en esos seis meses no le fue bien y comenzó un derrotero de clubes en los que no estuvo más de un año: Independiente en el 2008,Chornomorets Odesa de Ucrania en el mismo año, Toronto FC en Estados Unidos, Universidad San Martín y Universitario de Perú (2011), Querétaro de México (2012) y Liga de Quito de Ecuador (2012-2013).
En su regreso al país, ya con 28 años, firmó con Tigre para la temporada 2013. Sin embargo, dos años después Gustavo Alfaro lo declaró prescindible y decidió que el club se desprendiera de él después de 27 partidos y cinco goles. Pasó por San Martín de San Juan ese año y All Boys fue su último equipo en Argentina, en el 2016.

Vitti se instaló en Rosario tras el retiro. Foto Facebook.
Por último, tuvo un corto paso por el PAE Veria de Grecia, donde se retiró del fútbol, a los 32 años. Quizá sin pensarlo: “Llevo casi dos años y medio sin jugar. Principalmente largué todo por la situación que viví con Veria de Grecia. Y otro poco por rebeldía”, dijo en el diario La Capital de Rosario hace varios años.
“Me agarró de un día para el otro no querer estar más en Grecia. Y como no pudimos negociar para volver, medio que me rebelé. Bah, medio no… me rebelé y lo demás es historia. Por dentro me quedó esa sensación de que por ahí podría haber hecho bastante más. Incluso en un momento pensé, qué boludo soy, cómo no banqué un cachito más en Veria, si en definitiva no era nada grave. Tome esa acción como un sentimiento y acto de rebeldía de ese momento… ya está”, contó.
¿Cuál fue la situación que lo hizo tomar esa decisión? “Tenía deseos de volver a jugar en Argentina. Había hablado con Tigre y estaba todo okey para sumarme en enero. Hablé con los griegos, les planteé la situación, pero ellos no querían saber nada. No querían negociar nada. Incluso me prometieron algunas cosas y no las cumplieron. Y así fue que me vine a pasar las fiestas navideñas y tomé la determinación de no regresar. Me quería instalar acá hasta junio, que era cuando terminaba el contrato con Veria, para luego reinsertarme en el fútbol argentino. Lo hice medio de rebelde, es así. Lo que pasó fue que después me acostumbré a estar en la ciudad y eso me llevó solito a dejar”.
En aquella entrevista también repasó un poco su carrera: “Sé que podía haber sido más importante en el mundo del fútbol o haber alcanzado más logros. Como también que las expectativas que había no se cumplieron para nada. Me creé una presión que me costó caro. No me lo creí ni me convencí en ese momento”.
“Recuerdo que cuando la rompí en dos o tres partidos, sumado a que en ese torneo íbamos punteros y estábamos genial desde lo futbolístico, sentí cierta presión. Porque estaba todo el mundo pendiente de lo que podía llegar a dar. Hasta había un programa de cable de Capital Federal que una vez me puso una cámara para que me siguiera durante todo el partido para ver qué hacía. Y eso lo sentía, era un pibe que no tenía la madurez para absorber esa presión. Es más, por ahí jugaba bien y todos decían que no había rendido. Y cuando sos pibe sos muy irregular y no siempre vas a romperla. Se me hizo algo en la cabeza que no pude sobrellevar”.
Por un lado, la presión. Pero por otro lado, lo lúdico del fútbol: “Creo que me pasó eso de no tomarme las cosas con tanta responsabilidad. Me arrepiento de haberme tomado las cosas light, para así graficarlo. Tendría que tomarme las cosas a muerte y no como un juego. Porque entrenaba para jugar a la pelota y divertirme dentro de una cancha.
Desde su retiro, volvió a Rosario, comenzó a trabajar de corredor inmobiliario, un rubro que siempre le gustó, también se dedicó al rubro gastronómico y la representación de futbolistas. Cultor del perfil bajo, también se anotó a la facultad, y logró instalarse en su ciudad, luego de muchos años siendo nómade.
“En mi caso estoy superagradecido a este deporte, viví muchas cosas lindas. Cumplí el sueño de ser profesional, jugué en la selección juvenil y salí campeón del mundo en 2005 en Holanda. A eso le sumo que jugué clásicos y enfrenté grandes equipos, sea del país como Boca y River o del exterior. Cómo voy a renegar de este hermoso deporte que me dio tanto. El fútbol no se toca. Lo que me pasó fue extrafutbolístico en todo caso, porque no seguí respetando el contrato que tenía que cumplir”.
Le quedó como cuenta pendiente volver a su Central, al equipo que había depositado tantas esperanzas en él, para cerrar su carrera y retirarse. Pero no pudo ser. En la memoria quedarán aquellas palabras de Zof y que Messi lo vio jugar sentado en el banco de suplentes de un Mundial.







