El tenis es hermoso, ese es el lema que utiliza la Asociación Argentina de Tenis y razón no le falta. Este deporte es apasionante, emocionante, siempre tiene figuras tanto entre los hombres como entre las mujeres, el circuito tiene certámenes únicos con una belleza única como son las vistas que hay en el Montecarlo Country Club en el Masters 1000 de Montecarlo o la tradición y elegancia del All England Club, donde se juega el emblemático Wimbledon, pero tiene una cara opuesta que invita a pensar que la ATP y la WTA están haciendo lo imposible por alejar cada vez más al público.
Es increíble, pero cada cambio que se plantea pareciera ser en contra de los deportistas y del espectáculo, aunque claro está que siempre a favor del negocio, de ganar más y más plata, la cual obviamente no se reparte entre los verdaderos artífices de este deporte: los tenistas. Sin ir más lejos, si la torta se repartiera con algo de justicia, un jugador o jugadora que rondan el puesto 300 no tendrían que hacer malabares para poder competir.
Es bastante ilógico pensar que en un deporte que mueve tanta plata alguien que está entre los mejores 300 de la disciplina no pueda vivir tranquilamente de practicar ese deporte. Si uno lo traslada al fútbol, simplemente por poner un ejemplo, un futbolista que sea aproximadamente el 300 más destacado de ese deporte, muy probablemente juegue en una liga competitiva, cobre su buen salario y tenga una vida bastante resuelta, pero en el tenis eso no es así y en gran parte es culpa de la ATP, la WTA y la ITF.
Un calendario nefasto
Son muchos los problemas que tiene el tenis en la actualidad, pero probablemente el más grave de todos es el calendario. La ATP y la WTA básicamente lo arruinaron al poner Masters 1000 y WTA 1000 de dos semanas. Eso genera que los tenistas pasen más tiempo fuera de sus casas, que algunos torneos de menos categoría pierdan su lugar y todo queda demostrado en la cantidad de bajas de relevancia que hubo en los últimos dos: los de Canadá y Cincinnati.
La gira previa al US Open está cada vez peor y los tenistas lo saben, por eso esquivan certámenes de esa magnitud, es que sino físicamente no llegan en condiciones a la cita máxima en Nueva York. Por otro lado, en Cincinnati se jugaron las finales -masculina y femenina- un día lunes, mientras en el US Open se disputaba la qualy, todo un verdadero despropósito que lo único que busca es un mayor negocio: televisación, venta de entradas y sponsors. Un detalle para nada menor es que en la final masculina, Jannik Sinner debió abandonar, pero no fue el único y es que durante todos los días se jugó bajo un calor infernal que atenta contra el espectáculo.

Sinner abandonó ante Alcaraz en la final de Cincinnati. (Foto: Getty).
La torta mal repartida
Si el calendario es destrozo, el reparto de dinero es vergonzoso. De hecho, en este 2025 fueron varios los jugadores y jugadoras más importantes del mundo que alzaron la voz y sacaron un comunicado quejándose de la repartija de dinero en premios, que prácticamente nunca es más de 20% de lo recaudado por los torneos. Cabe destacar que, en muchos deportes, el número suele rondar el 45% o 50%, mientras que en el tenis va del 15% al 20%.
Eso no quiere decir que el dinero entregado sea poco, que los campeones -masculino y femenino del US Open- se lleven 5 millones de dólares cada uno es mucha plata, pero además que podrí ser más, la realidad es que el certamen debiera darles más dinero a aquellos jugadores que pierden en primera, segunda o tercera ronda, que son los que lo necesitan para poder armar sus giras para competir.

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Disputas insólitas sexistas
El debate sobre el reparto de dinero entre hombres y mujeres es agotador y tiene sus años. Ya en la década del 70 batalló por ello la icónica Billie Jean King, pero en los días que corren siguen aparecieron voces que indican que las mujeres no merecen ganar lo mismo que los hombres, los argumentos machistas siempre van por el mismo lado: que juegan partidos a menos sets, que llevan menos público, que los partidos se ven menos por TV.
Es absurdo estar en 2025 estar debatiendo sobre este tema: al tenis los hacen todos, tanto hombres como mujeres y existen partidos atractivos en ambos circuitos. Increíblemente, en Cincinnati, Carlos Alcaraz se llevó más dinero como campeón del certamen que Iga Swiatek, pero lo curioso es que si se llevaría a cabo lo que plantean aquellos que no quiere la igualdad, el español solamente jugó cinco games ya que Sinner abandonó en el primer set, mientras que Iga le ganó a Paolini en dos sets.

Iga Swiatek, campeona del WTA 1000 de Cincinnato 2025. (Foto: Getty).
Diferencias abismales entre el top 100 y el resto
Otro de los aspectos que hacen al tenis como el deporte más injusto del mundo es el poco interés que tienen la ATP, la WTA y la ITF en los jugadores que están fuera del top 100 o top 150. Es insólito que no haya herramientas para los tenistas que estén arriba del 150 en el ranking, debería haber más cantidad de torneos en todos los continentes para que todos tengan las mismas oportunidades de sumar puntos, debería haber ayuda económica para que puedan costear las giras o el pago de salarios de sus equipos de trabajo, pero a esas entidades pareciera que solo le importan las grandes figuras, aunque al tenis lo hacen todos.

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