River tocó un nuevo punto de inflexión en su crisis deportiva al caer 1-0 ante Gimnasia en un Monumental que ardió de bronca y fastidio. La derrota, que comprometió seriamente las aspiraciones de Copa Libertadores y apretó la previa del Superclásico, tuvo un protagonista inesperado: Marcelo Gallardo.
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El Muñeco vio cómo a su equipo, sin ideas, no le salía absolutamente nada, lo que lo sumergió en una tensión visible desde el primer tiempo, cuando la temprana lesión de Facundo Colidio ya anticipaba una noche difícil.
El nerviosismo del DT se palpó durante los noventa minutos, con indicaciones constantes y una frustración creciente ante la falta de respuestas de sus dirigidos. Sin embargo, el clímax de la noche llegó en la última jugada: el penal que Miguel Borja falló y que sentenció la derrota.
Tras la atajada de Insfran que negó el empate, Gallardo se quedó inmóvil, incrédulo, clavado en su lugar. Según las cámaras de la transmisión, soltó al aire: “No lo puedo creer”. Un desahogo que resumía el fastidio de una noche donde todo salió mal. Pero el gesto que realmente dimensionó su enojo ocurrió un instante después, cuando el árbitro pitó el final y el Monumental estalló.
Gallardo, sin mediar palabra con sus colaboradores o jugadores, se dirigió directamente al vestuario, completamente solo, según captaron las cámaras de ESPN. Esta reacción no es menor, ya que contrastó con lo visto en la derrota ante Sarmiento, donde el entrenador se había quedado junto a la línea de cal, esperando a que cada uno de sus futbolistas se retirara del campo.
El abandono inmediato del campo fue solo el inicio de la reacción de fastidio. Minutos más tarde, Gallardo decidió suspender su conferencia de prensa programada. Así, el entrenador se retiró del estadio sin dar palabras.

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