La MLB es una liga que ha visto pasar a innumerables lanzadores talentosos a lo largo de su historia. Sin embargo, en raras ocasiones se presencia un récord que se mantiene intacto durante décadas. En esta ocasión, Andrew Abbott, serpentinero novato de Cincinnati Reds, logró un hito impresionante al registrar un récord que no se veía desde hace 130 años, donde su hazaña puede que haya dejado a fanáticos y expertos asombrados por su destacado desempeño.

El talento y habilidad de Abbott han sido evidentes desde su debut en las Grandes Ligas. Su dominio en el montículo, combinado con su capacidad para mantener a raya a los bateadores contrarios, ha sido clave en su éxito temprano por medio de su enfoque, control y variedad de lanzamientos que le han permitido mantenerse firme frente a los desafíos de los equipos rivales.

Ahora, seguramente, a medida que la temporada de la MLB avance, los aficionados del diamante estarán atentos a las actuaciones de Abbott, pues ha elevado notablemente su presencia en los medios y atención tras hacer historia, donde sin duda alguna, su logro histórico ha dejado una marca en Las Mayores para colocarlo desde ya, como una prometedora estrella en ascenso en la Gran Carpa.

El récord

Específicamente, Abbott se ha convertido en el primer lanzador en alcanzar cinco entradas sin permitir carreras en cada uno de sus primeros tres juegos desde que la distancia del montículo fue establecida en 1893, según revela el portal estadístico ESPN Stats & Info.

Así, desde que dicha distancia fue establecida, ningún lanzador había logrado mantenerse sin permitir carreras en al menos cinco entradas en cada uno de sus tres primeros juegos hasta la llegada de Abbott, donde su consistencia demostrada es un testimonio de su talento y mentalidad tranquila en situaciones de presión, a pesar de cursar su año de novato en el mejor beisbol del mundo.

Mantenerse sin permitir carreras en cinco entradas consecutivas no es una tarea fácil en la MLB, por ello, lograrlo en cada uno de sus primeros tres juegos es un logro extraordinario que destaca su talento individual y refleja el arduo trabajo de todo Cincinnati Reds.